martes, 4 de mayo de 2010

Las tres erres, también con la tecnología

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Las tres erres, también con la tecnología

Los usuarios cotidianos de la tecnología deberían asumir la regla de las tres erres: reducir, reutilizar y reciclar. Para empezar, antes de comprar un nuevo modelo, conviene preguntarse si el cambio es necesario. La vida media de los aparatos electrónicos es más bien baja (la de los ordenadores apenas supera los cinco años y la de los móviles ronda los 18 meses). Su sustitución no viene motivada por una rotura sin remedio, sino porque ya no está preparado para integrar las últimas aplicaciones de un mercado vertiginoso o, simplemente, por un capricho.


La vigencia de los ordenadores se puede prolongar si se actualizan algunos de sus componentes, como la memoria RAM o el disco duro. Si se logra mantener un equipo un promedio de seis años en lugar de tres, durante un período de 25 años su usuario se ahorrará cuatro equipos. Y el medio ambiente también lo agradecerá. Los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE) se consideran peligrosos por contener sustancias como plásticos, que necesitan miles de años para su degradación, o metales tóxicos como el arsénico, antimonio, berilio, cadmio, cobre, plomo, níquel y zinc, que se acumulan en los seres vivos y pueden causar cáncer y enfermedades neurológicas.

Estos residuos no siempre se tratan de la forma adecuada, según denuncian instituciones como la Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA), dependiente de la Unión Europea (UE), y ONG como Greenpeace. Sus responsables revelan el aumento en los últimos años del traslado ilegal de estos residuos a países en desarrollo con escasas o nulas medidas sanitarias o de control de la contaminación. Este fraude afecta a la salud y al medio ambiente de millones de personas en todo el mundo.


Además de racionalizar su uso, estos aparatos también se pueden reutilizar y reciclar. Cualquiera puede entregar sus aparatos usados, pero en buen estado, a ONG como Ingenieros Sin Fronteras o Telecomunicaciones Solidarias en el caso de los ordenadores, o bien a Cruz Roja o a la Fundación Entreculturas si lo que se desea es desprenderse de un teléfono móvil. Estas organizaciones han puesto en marcha iniciativas para ofrecer aparatos usados a personas que puedan necesitarlos, una forma solidaria de cuidar el medio ambiente.

La legislación europea obliga a los fabricantes de aparatos eléctricos y electrónicos a disponer de sistemas de recogida y reciclado de sus productos. La Unión Europea subvenciona el proyecto Tragamóvil, al que se han sumado otros dos, Ecopilas y Ecofimática, para el reciclaje de pilas y diversos aparatos electrónicos. Los consumidores también pueden depositar sus aparatos eléctricos para su correcto reciclaje en los "puntos limpios" (en Valencia llamados "Ecoparques" o "Areas de aportación"; en el País Vasco "Garbigunes"; y en Cataluña "Deixalleries").

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